El rumbo de la economía mundial es una incógnita para todos. Los lectores están acostumbrados a interiorizarse en cuestiones que giran entorno a este tema con las visiones experimentadas de los economistas entendidos. La particularidad de todos ellos es, principalmente, el idioma difícil que utilizan para explicar este futuro incierto, para detallar las fórmulas que se deberían utilizar o no en cada país, o el tipo de mercado que debería regir.
Pero la macroeconomía misma es una espina tajante en el contexto de cada uno de nuestros hogares. Porque el camino que sigue el panorama mundial define también el nuestro dentro de un modelo de difícil inclusión.
A lo largo de las décadas, desde el desarrollo del liberalismo clásico del cual aún tenemos resabios transformados en “neoliberales”, pasando por el intervencionismo y luego las escuelas mesuradas respecto al rol del Estado, lo que aún sigue instalado es este conflictivo modelo Capitalista.
Algunos lo pensaban inamovible, otros que caería sólo, por defecto y que el paso siguiente era el socialismo, pero poco de esto ocurrió. Más aún, hemos sufrido un modelo que agudizó la polarización de las economías pese a la paradójica integración global, sumado a la existencia de miles y millares de pobres en todo el mundo, para rematar con una contaminación que también es producto del sistema y que arrasa con su arma favorita: la tecnología.
Estas señales indican que el globo terráqueo está cambiando. La más clara de las luces fue la crisis financiera con epicentro nuevamente-como allá por 1929 en Wall Street-en la poderosa Norteamérica, aunque este colapso fue el propio boomerang de un sistema financiero especulativo y mentiroso, pero favorecido, legitimado y propiciado por los mismos gobernantes y que culminó con la afectación de su propio Establishment.
¿Podríamos pensar que esta bajada de una potencia económica fue, tal vez, orquestada y generada por otro actor que pretende también estar en el podio?
Si, podríamos pensarlo y de hecho, es claro que luego de la mentada “crisis económica mundial” acontecida en 2008, otros actores emergieron y se consolidarán cada vez más, desde una mirada puesta hacia el continente asiático.
Los nombrados son sólo protagonistas coyunturales-aunque esta coyuntura pueda durar muchos años, así como fue protagonista Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial, como la cabeza hegemónica frente al mundo- pero hoy, la discusión que gira en torno al modelo que pronto debe definirse, sobrepasa a los países y mucho más a los gobernantes de turno.
Lo que surge de los análisis es que no está clara la alternativa. ¿Qué pasa si definitivamente el Capitalismo se cae? ¿Qué vendrá?
Estas preguntas, se las habrán formulado reiteradas veces en las crisis provocadas en el mismo sistema y que fueron citadas anteriormente, pero la diferencia radica en que hasta ahora el modelo continuó.
Entonces debemos preguntarnos: ¿Cuándo caerá el Capitalismo? Y entonces sí, en base a ese contexto decirnos: ¿Qué hacer?
La cumbre de Presidentes convocada por el G-20 en Pittsburg bregó, en su último encuentro, por una revisión de los organismos internacionales como el FMI, la OMC y el Banco Mundial para que reformulen accionar basado en presiones a los países tercermundistas, además de cuestionar fuertemente el favoritismo por los paraísos fiscales y un acento propio, según la postura de la mayoría, en el descontento para con los premios destinados a las entidades bancarias que no permitieron ver rezagada su ganancia y necesitaron al Estado como subsidiario para lograr la superación de quiebre del modelo financiero.El mundo espera con una mirada expectante la pronta recuperación de la crisis y un modelo estable. No debería esperarse que unos pocos países tengan las riendas para manejar el futuro económico sino que, para que este pretendido modelo de integración global sea eficaz, la “equidad”, la “inclusión” y también la conciencia ambiental deben ser los pilares máximos.
El modelo correcto no está definido y puede que no sea el que logre ver esta generación, pero está claro que el Capitalismo será superado y por eso debe encontrarse un rumbo económico que favorezca a todos por igual.
Realizado por: Pamela Chaia
lunes, 5 de octubre de 2009
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